Serie Lesbian Slang
Tomboy. Diccionario Lésbico (Reino Unido).
Llegó el tiempo de las personas.
El término inglés Tomboy, aunque normalmente se relaciona con las lesbianas y puede encontrarse explicado como joven lesbiana masculina, en realidad se refiere a una característica distinta de la sexualidad, la expresión de género. Y así es utilizado desde el siglo 16, momento en el que aparece la primera referencia escrita.
El origen de la palabra Tomboy.
La expresión está compuesta por los términos Tom + boy. La primera parte, Tom-, es un refuerzo de la masculinidad, ya que la palabra Tom era utilizada desde finales del siglo 14 como apodo genérico de los hombres y a partir de ahí para referirse a lo masculino. La siguiente, -boy, tiene la función de señalar el rango de edad, que corresponde a la niñez o la juventud. Así Tomboy se empezó a utilizar categorizando a los chicos especialmente rudos y masculinos (1550). Partiendo de este primer significado se produce el salto semántico y comienza utilizarse con las niñas y las chicas que prefieren actividades, aspecto y actitud de chico, a los presuntamente femeninos (1590).
Tomboy y el efímero Eterno Femenino.
En aquel momento el sexo femenino debía cumplir un estricto código de conducta que limitaba su existencia, por eso el simple hecho de que una niña se subiera a una valla de madera la hacía merecedora de la etiqueta, como podemos observar en la pintura de John George Brown de 1873 titulada “The Tomboy”.
La expresión Tomboy, desde sus inicios, ha mantenido la función de vigilar que las chicas fueran femeninas, con independencia de lo que se considerara masculino o femenino en esa época, y a partir de la etiqueta se ha generado una imagen, una idea, un estereotipo que también ha cambiado con el tiempo. Así, con cada eterno femenino y la etiqueta Tomboy se crea el estereotipo de lo que no es una chica, al que se le van añadiendo y quitando características según el momento.
Tomboy, tomboyismo y lesbianismo.
En el siglo 19, en Estados Unidos, el panorama empezó a cambiar de la mano de un estilo de vida saludable que era incompatible con el comportamiento que las señoritas de bien de aquella época debían exhibir, en un mundo en el que el ejercicio físico estaba reservado a los hombres. Para mejorar la salud de las mujeres era necesario el deporte, y en consecuencia hacía falta ropa cómoda que dejaba al descubierto el cuerpo de las féminas.
Así el saludable “tomboyismo” (Tomboyism) comenzó su encaje social, y a partir del recomendable ejercicio físico y de los derechos humanos, se fueron abriendo puertas a otras esferas de la vida, hasta el momento masculinas, como por ejemplo, una sexualidad no reproductiva.
Parece increíble, pero así era, no se consideraba que la mujer tuviera vida sexual al margen de la reproducción. Aunque las prácticas sexuales lésbicas eran conocidas, sobre todo orientadas al disfrute de los hombres, no se concebía que una chica pudiera sentir inclinación erótico-afectiva por otra, y no por el hecho de que fuera por una persona de su mismo sexo, sino porque su sexualidad solo tenía la función de tener descendencia. Esto explica la inexistencia de palabras con las que nombrar las lesbianas en el idioma inglés antes de los años 20, y nos marca el horizonte temporal en el que la palabra Tomboy, referida a la expresión de género, empieza a emplearse al hablar de la orientación homosexual de las féminas, del lesbianismo. Tomboy comienza a utilizarse para señalar a las mujeres homosexuales cuando se concibe su existencia.
Esta asociación con las lesbianas se realiza mediante el argumento simplista de “si hace cosas de chico, tal vez sea lesbiana”. Así Tomboy se convierte en un estereotipo, en un referente negativo, permitido durante la niñez, pero que es necesario evitar al alcanzar la juventud, momento en el que empieza la represión y el castigo por parte del entorno, porque es entonces cuando llegan las relaciones sexuales.
Tomboy. Del estereotipo a la realidad.
Pero en el pecado de la represión social está la penitencia, ya que a partir de este estereotipo indeseable para la bienpensante sociedad, surge una nueva identidad, las chicas Tomboy. ¿Qué no querías caldo? Pues toma dos tazas. Si se quería que las mujeres fueran femeninas lo que se ha conseguido es que la «mujer» «masculina» haya creado tendencia y tenga popularidad en todo el planeta, aumentando así la diversidad sexual con un nuevo universo de identidades Tom, que utilizan y pulverizan los roles de género, y que básicamente son las siguientes:
Girl Tomboy: viste como una chica, realiza actividades chico y se comporta como un chico. Un claro ejemplo de este tipo es el célebre personaje de cine y videojuegos, la arqueóloga Lara Croft de Tom(b) Rider.
Girly Tomboy: viste como un chico, parece un chico y se comporta como una chica. Un ejemplo de este tipo podría ser la actriz Ellen Page en alguna de sus apariciones públicas.
Boy Tomboy: viste como un chico, se comporta como un chico y realiza actividades de chico. Este tipo es el que generalmente recibe el nombre de Tomboy. Ejemplos podrían ser la modelo sueca Erika Linder y las Toms tailandesas.
Neutral Tomboy: puede tener una estética casi andrógina, combinando prendas masculinas con las femeninas, teniendo comportamientos masculinos y femeninos y realizando actividades masculinas y femeninas.
Esta tipología nos indica, como todo lo relacionado con la sexualidad, que la expresión de género es una cuestión de grado y que además puede ir variando con el tiempo. Aunque sean categorías no funcionan igual que las tradicionales, fijas y excluyentes, sino que son fluidas.
En casi cinco siglos, de un insulto que pretendía separar hombres y mujeres en compartimentos estancos, definidos y excluyentes, creando para esto estereotipos y referentes que era necesario evitar, hemos pasado a una nueva identidad Tomboy en la que todo es más fluido y gradual. Un cóctel en el que se han ido agitando una sexualidad plástica que genera la diversidad, los derechos humanos que permiten su expresión, las legítimas reivindicaciones de la mujer y su revolución sexual, y una capacidad de comunicación sin parangón en nuestra historia que reduce la soledad y permite la difusión de las tendencias.
Así, el fenómeno Tomboy tiene en la actualidad una gran importancia, porque pone de manifiesto que las fronteras entre lo masculino y lo femenino no están determinadas (piensa en el metrosexual y su antídoto hipster), y no solamente por cuestiones de moda más o menos pasajera. En un mundo con una flexibilidad sexual al alza, una chica Tomboy como la que hoy ilustramos, puede resultar atractiva no sólo a las lesbianas y a los chicos heterosexuales, sino también a los gays y a las chicas heterosexuales. Se acabó la amputación de la autodefinición, llegó el tiempo de las personas.
Amplía información con el artículo de nuestro blog Tomboy y la expresión de género
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Tomboy. Diccionario Lésbico (Reino Unido).
La ilustración de la palabra Tomboy se centra en la figura de la protagonista, una chica con aspecto duro que tiene los puños cerrados expresando fuerza, pero también rabia por tener que vivir en un mundo en el que determinadas capacidades se han asignado a los hombres en detrimento de las mujeres. Lleva un top con el dibujo que hicimos con la palabra Lepakko un poco difuminado, la sombra de la sospecha que siempre ha acompañado a las chicas que se han resistido a seguir el estricto código femenino.
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