Historia LGBT

Levítico 18:22. Biblia y homosexualidad

Los 10 mandamientos bajo el imperio del levítico 18:22 y 20:13.

Justificando la homofobia.

“No te acostarás con un hombre como quien se acuesta con una mujer. Eso es una abominación.”
Levítico 18:22 (Nueva Versión Internacional)

Al redactar el artículo Biblia y Homosexualidad: palabra de dios, quisimos centrarnos en el origen de términos como “sodomita” y “homosexual” que podemos encontrar en diferentes versiones de la biblia, demostrando que evidentemente nunca fueron usados o incluso imaginados por los autores de estos libros.

Esto significó dejar fuera algunos textos en los que el tema de las relaciones entre personas del mismo sexo aparecía más o menos directamente, como ocurre en los versículos que nos ocupan en este artículo, levítico 18:22 y levítico 20:13, en la carta a los romanos de Pablo de Tarso con sus “pasiones vergonzosas” e incluso en el perturbador “Más maravilloso me fue tu amor que el amor de las mujeres.” del Rey David a Jonathan, y que encontramos en los libros de Samuel.

No era nuestro objetivo valorar lo que serían propiamente las costumbres o la moral sexual de las personas judías, cristianas y musulmanas, ya sea de modo general, o más específicamente en lo referente a las relaciones homosexuales. Entendidas, claro está, como aquellas en la que intervienen dos varones, ya que es bien sabido que el dios de la biblia no tiene problema “conocido” con las relaciones lésbicas, como demuestra la ausencia de referencias directas al sexo entre dos mujeres.

Levítico 20:13. Matando maricones.

“Y cualquiera que tuviere ayuntamiento con varón como con mujer, abominación hicieron: entrambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre.”
Levítico 20:13 (Reina Valera, 1909)

Sin embargo, cuando en respuesta a nuestro artículo (Biblia y Homosexualidad: palabra de dios) se nos preguntó sobre nuestro “análisis” y por lo tanto nuestra opinión respecto a lo que se dice en el levítico sobre la homosexualidad, nos dimos cuenta que este tema no se podía zanjar en unas pocas líneas en el apartado de comentarios y que merecía un verdadero artículo donde pudiéramos tratar el tema con la profundidad que merece.

Porque en levítico 18:22 y sobre todo en levítico 20:13 ya no estamos frente a “pequeños” pero evidentes errores de traducción donde los prostitutos sagrados, o los habitantes de un pequeño pueblo a las orillas del mar muerto eran convertidos en homosexuales y rechazados por el dios de Israel, sino que aquí nos enfrentamos, o mejor dicho, las personas creyentes (católicas, judías y musulmanas) se enfrentan a un dilema moral de primer orden. ¿Deben morir los gais? ¿deben ser ejecutados tal como parece plantear la ley de Dios?

Porque no nos equivoquemos, ni pretendamos engañar a nadie, si nos atenemos a las interpretaciones más tradicionales del levítico esto es lo que hay. Las personas homosexuales, incluidas las lesbianas, debemos morir porque somos una abominación.

Por eso resulta chocante que personas “de buena voluntad” no tengan demasiados reparos en usar el levítico para defender el rechazo de dios a los homosexuales, olvidando que ese mismo dios pide que se nos asesine. Esto va en el mismo paquete, y por lo tanto no es ni coherente ni legítimo quedarse solo con la parte que te interesa.

Y por eso, para nosotros, ponernos a discutir sobre si este texto, esta palabra o aquella se pueden traducir de un modo o de otro nos parece incluso un ejercicio perverso cuyo único posible objetivo es intentar justificarnos ante gente que nos quiere matar. Y a estas alturas y en un país (o mundo) como el nuestro, pues como que no.

No creo merecer la muerte por ser homosexual, ni creo que nadie merezca la muerte por amar a otro hombre o mujer, ni por tener sexo anal, practicar un felación, porque le guste que le den unos azotes en el culito o le ponga que su pareja se disfrace de pastorcita, colegiala o carnicero. Del mismo modo que no creo que mi vecino del quinto merezca morir por haberse liado con la esposa del tipo que vive en el tercero B, ni creo que la chica del parque, que se gana la vida echando las cartas del tarot, merezca morir apedreada, tal como se ordena en el Levítico.

Y esta creencia no tiene que ver con mi orientación sexual, ni con el hecho de que sea ateo sino que se basa en la profunda convicción de que la vida de todos y cada uno de los seres humanos es “sagrada”. Y cualquier Dios, cualquier religión, cualquier creencia o cualquier texto o interpretación de un texto que ponga en cuestión este principio fundamental nos parece propia de bárbaros y salvajes.

Fotograma del film “La vida de Brian” en el que la turba, encabezada por mujeres disfrazadas de hombre, se dispone a lapidar a alguien. En la actualidad se sigue matando así a la gente.

Dicho esto, estamos convencidos de que si bien para la inmensa mayoría de creyentes, la condena a muerte de “homosexuales” ha quedado superada, permanece la condena moral subyacente. Y esta es una condena que se construye sobre la idea de una sexualidad “cristiana” exclusivamente dirigida a la procreación en el contexto de la relación conyugal, que se justifica interpretando textos que para ellos son sagrados.

Que un cristiano piense que su vida deba regirse por una serie de principios morales y reglas concretas es algo que no nos concierne y que asumimos como parte de su capacidad para decidir sobre su vida, sus creencias, su sexualidad. Ahora bien que pretenda imponer a todo el mundo esas leyes, limitar derechos o incluso castigar por la aplicación parcial de esa ley, es algo muy diferente que sí nos concierne.

Más aún cuando resulta evidente la hipocresía, la doble moral y la extrema severidad con la que se trata el tema de las relaciones o prácticas homosexuales en comparación a todos los demás “pecaditos” que curiosamente los “heterosexuales” tienden a cometer dentro o fuera del sagrado vinculo del matrimonio. Porque ya se sabe que para los pecados propios se suele acudir a “Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” del dios de amor y perdón del nuevo testamento, mientras que para los pecados ajenos se recurre al “ciertamente han de morir” del dios cruel e implacable del antiguo testamento .

Por último y antes de empezar a analizar propiamente el versículo, creo que merece la pena recordar que los cristianos, y tal como está establecido en Hebreos, Gálatas y Romanos entre otros, no están sometidos a la ley mosaica sino a la ley de cristo (Gálatas 6:2), esto es:

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón” y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”
Mateo 22:37-40.

Y tras este pequeño pero necesario sermón pasemos a analizar lo que se dice en el levítico sobre la homosexualidad, ya no desde el punto de vista de una ley que manda asesinar a homosexuales sino desde la idea de la justificación de la condena moral subyacente. Es decir, ¿condena y rechaza el levítico la homosexualidad y a los homosexuales?

Levítico 18:22. El contexto.

Este pasaje forma parte del libro conocido como Levítico, uno de los textos más complejos de la biblia y el más reciente del Pentateuco, ya que si bien es atribuido al propio Moisés (siglo XIV a.C.), fue escrito entre los siglos VI y IV antes de cristo (muchísimo después). Básicamente consiste en una especie de manual religioso judío dirigido especialmente, aunque no exclusivamente, a la casta sacerdotal de los levitas, que eran los encargados del culto y que eran elegidos únicamente entre los miembros de la Tribu de Leví, una de las 12 tribus de Israel, descendientes de Abraham, el primer patriarca del Judaísmo.

Todo ello además en un escenario concreto: la supuesta salida de Egipto y la ocupación por parte del pueblo de Israel de la tierra de Canaán, que debía conllevar el genocidio de Hititas, Amorreos, Cananeos, Ferezeos, Heveos y Jebuseos, tal como fue ordenado por el Dios de Israel.

Recreación del tabernáculo rodeado por las chozas de los levitas, rodeadas a su vez por el resto de las tribus de Israel. Básicamente vivían en presencia y rodeando a dios.

Estamos pues ante un texto donde fundamentalmente se construye una identidad judía, opuesta y diferenciada de la de sus vecinos idólatras, que tiene como centro el tabernáculo, donde se custodiaba el Arca de la Alianza, y en cuyo interior se guardaban las tablas de Moisés, la vara de Aarón y el Maná. Lo que requería organizar la vida de esta sociedad semi nómada de pastores en torno las exigencias de pureza y santidad que implicaba vivir en presencia de su dios.

“Santos seréis, porque santo soy yo el Eterno vuestro Dios.”
Levítico 19:2.

De modo que el levítico se termina conformando como un compendio de leyes morales, sociales y rituales que se suele dividir en cuatro bloques:

1-7: Los sacrificios.
8-10: Inauguración del culto.
11-16: Leyes de pureza e impureza.
17-26: Ley de santidad.

estando incluido en este último grupo los fragmentos que nos ocupan, levítico 18:22 y levítico 20:13.

Cabe recordar de nuevo, que para los cristianos las leyes mosaicas en general, incluidas las que encontramos en el levítico no están vigentes, sin embargo se acepta que las leyes morales siguen siendo válidas.

Esto es especialmente importante dado que existe cierto debate sobre si por ejemplo, los versículos que nos ocupan se encuadran dentro del grupo de leyes morales o simplemente se trata de leyes sociales o rituales. Esto es así, porque como veremos a continuación estamos ante un texto que acepta múltiples traducciones.

Levítico 18:22. El texto.

A pesar de no tener textos originales disponibles, tanto si tomamos la septuaginta, versión de la biblia traducida al griego (III a.C.), como si tomamos la masorética judía (siglo X d.C.), que son las más antiguas disponibles, nos encontramos con una construcción similar que se traduciría literalmente como:

“Con hombre no dormirás cama mujer es detestable.”

Levítico 18:22 en griego:
“ka i meta arsenosou (macho) koimethese (acostarse) koiten (cama) gunaikein (mujer) bdelygma (detestable) gar esti”

Levítico 18:22 en hebreo:
“hî   tō·w·‘ê·ḇāh (detestable) ’iš·šāh (mujeres); miš·kə·ḇê (cama) tiš·kaḇ (acostarse) lō   zā·ḵār (hombre) wə·’eṯ-”

Resulta evidente que la frase “con hombre no dormirás cama mujer “ no tiene ningún sentido explícito, y que este sentido se lo hemos de dar nosotros.

La tradición cristiana más “moderna” ha querido ver en este texto una condena general tanto a los comportamientos como a la orientación homosexual, aunque teólogos actuales, como el protestante R. Lings, nos dicen que hay al menos 12 posibles interpretaciones de este texto y sin relación con la homosexualidad.

Incesto, prostitución ritual, idolatría o incluso la prohibición de mancillar la cama de tu esposa con determinado tipo de prácticas sexuales, podrían encajar dependiendo de cómo se traduzca la construcción “cama mujer” que es donde parece encontrarse la clave para una correcta traducción del texto.

Entrar a valorar las diferentes interpretaciones es tentador, puesto que dar por válidas alguna de ellas nos permitiría negar la mayor y sacar estos versículos del grupo de leyes morales para incluirlo en simples leyes rituales o sociales que han dejado de estar vigentes. Sin embargo estaríamos simplemente cambiando una exégesis (interpretación de la biblia) discutible por otra, seguramente más discutible.

En cualquier caso, y para no caer en tentaciones revisionistas, abordaremos estos versículos desde la interpretación cristiana. Es decir, la condena de todas las relaciones sexuales entre varones y, por ende, toda relación “homosexual”, incluidas las relaciones lésbicas, tal como la encontramos en la inglesa y parafraseada “Living Bible.”

“Homosexuality is absolutely forbidden, for it is an enormous sin”

“La homosexualidad está absolutamente prohibida, porque es un pecado enorme.»
Levítico 18:22

“The penalty for homosexual acts is death to both parties. They have brought it upon themselves”

“El castigo para los actos homosexuales es la muerte de ambas partes. Ellos se lo han buscado. (+ ó -) (Sarcasmo traducción mode on)
Levítico 20:13

Porque al final y más allá de interpretaciones, la cuestión es esta. ¿Dice eso la biblia?, ¿dice eso dios?, ¿cómo se pasa de “con hombre no dormirás cama mujer, es detestable.” a “La homosexualidad está absolutamente prohibida, porque es un pecado enorme.”? ¿Cómo se llega a esto a partir de un texto que no tiene un significado concreto?

Levítico 18:22. La mentira.

Para empezar vemos como la construcción “cama mujer” pasa a significar “como lo hace con una mujer” o “como con una mujer” o “como quien se acuesta con una mujer”.

Pero más allá de la traducción, que sería cuestionable per se, nos encontramos que a la hora de interpretar los versículos, los cristianos obvian completamente la existencia de esta parte de la oración traducida. La eliminan directamente, y el no “yacerás con un hombre como lo haces con una mujer” se convierte en “no yacerás con un hombre” y punto.

De modo que lo que no hay que hacer es acostarse con un hombre. Con cualquier hombre, de cualquier forma y en cualquier circunstancia. Y por si no fuera suficiente con obviar parte de la palabra de dios, quedándose únicamente con lo que les interesa, lo llevan más allá, asumiendo que no solo no puedes tener sexo con un hombre, sino que ni tan siquiera puedes desear o amar a un hombre, rematando la jugada con una doble pirueta con tirabuzón, dándole el sentido de “no tendrás ningún tipo de relación sexual con alguien de tu mismo sexo.” de tal manera que las relaciones lésbicas pasan a estar incluidas dentro de esta prohibición.

Vamos, que no solo estamos ante una traducción dudosa, sino que incluso la interpretación de ésta deja mucho que desear. Es como si ante la prohibición de comer cerdo, los cristianos interpretaran que lo que está diciendo la biblia es que uno debe ser vegetariano. No hace falta ser teólogo, ni dominar el hebreo o el griego antiguo para darse cuenta que el texto y la interpretación cristiana moderna poco tienen que ver con el sentido original, sea cual fuera éste.

Levítico 18:22. Los hechos.

Por lo tanto ¿se puede defender que el levítico 18:22, y ya que nos ponemos, el levítico 20:13, condenan inequívocamente la homosexualidad?

Sin lugar a dudas, no.

Cuando hablamos de homosexualidad hablamos de atracción, romántica, física y sexual, así como de los comportamientos sexuales que se dan entre personas del mismo sexo. Es decir, entre dos mujeres o entre dos hombres. También hablamos de una identidad u orientación sexual del deseo independiente de las prácticas sexuales, ya que uno puede ser hetero o gay y sin embargo, célibe o incluso virgen. De eso la iglesia sabe mucho.

Y por muchas vueltas que le queramos dar a estos dos versículos no encontraremos en ellos una condena ni a las mujeres que desean o aman a otras mujeres ni a los hombres que desean o se sienten atraídos por otros hombres. Por lo tanto, no. En levítico 18:22 y en levítico 20:13 no hay una condena hacia la homosexualidad ni hacia los homosexuales en general. Y cualquiera que diga lo contrario, ya sea sacerdote católico, pastor protestante, rabino ortodoxo o imán musulmán está mintiendo.

Entonces ¿qué se condena? ¿cuál es el pecado que ha de castigarse con la muerte?

Levítico 18:22. El coito anal.

Si nos atenemos a la traducción convencional del texto parece evidente que los autores no se referían a todas las relaciones sexuales o amorosas entre dos varones sino únicamente a aquellas en la que el varón era tratado como una mujer. Y aquí está el intríngulis del asunto. Los cristianos actuales solucionan el problema obviando la cuestión, mientras que acusan de revisionistas a aquellos se que centran en las diferentes interpretaciones del “cama mujer” o mejor dicho del “cómo lo haces con una mujer”.

Sin embargo, ya en el siglo X, el rabino Shlomo Yitzhaki (rabino Rashi), considerado como uno de los más grandes eruditos judíos, y al que no se puede acusar de revisionista, dejaba escrito que en este texto se hace referencia exclusivamente a la penetración. Literalmente en sus comentarios sobre el levítico dice:

“Como se yace con una mujer: Es decir, que inserta su miembro como un accesorio dentro de un tubo de cosméticos”

Esto era lo que el Rabino Rashi tenía en mente cuando explicaba la interpretación del “cama mujer”. Si el rabino levantara la cabeza y viera esto…

Un hombre, no podía penetrar a otro, ni por supuesto dejarse penetrar por otro, ni más, ni menos. Esto era lo detestable, esto era lo que dios ordenaba castigar con la muerte.

Llegado a este punto, sin tener que recurrir a interpretaciones extrañas o revisionistas del “lobby gay “, sin tener que centrarnos en si se habla de prostitución sagrada o relaciones amorosas normales. Sin tener que forzar nada, la interpretación cristiana moderna basada en quedarse solo con la parte que interesa hace aguas o, como mínimo, resulta cada vez más cuestionable.

Porque en el levítico 18:22, o por lo menos así se defendía hace ya mil años, se condena única y exclusivamente la penetración entre dos hombres. Lo que evidentemente excluye cualquier otro tipo de relación homosexual, ya no solo entre mujeres, sino que incluso entre dos “machos”, besos, caricias, masturbación, sexo intercrural o incluso felaciones no están incluidas en esta prohibición concreta. (Bueno, lo de las felaciones habría que consultarlo con un rabino.)

Uno puede argumentar, que esto es “solo” la interpretación de un judío y no de un cristiano. Y es cierto, sin embargo pensamos que el rechazo al coito anal se ajusta mucho más al contexto cultural judío, pero también a la moral cristiana, ya que el dios cristiano no odia al pecador sino al pecado; o por lo menos eso pensaba San Agustín, el mismo que defendió con tanta vehemencia el valor procreativo del matrimonio, lo que ha derivado en que para un “verdadero cristiano” toda relación sexual que no tenga como finalidad la reproducción es intrínsecamente pecaminosa.

Como ya hemos comentado, si alguien piensa que su vida sexual debe regirse por este principio es libre de hacerlo, ahora bien, pretender que todos las demás personas nos rijamos por ese principio y seamos juzgados por dios o por el hombre si no lo hacemos, es llevarlo demasiado lejos, sobre todo porque como hemos visto no está justificado en las escrituras.

Dios no odia a los homosexuales, no los rechaza ni mucho menos pide que se les mate. A dios, los homosexuales, parecen importarle poco, o por lo menos a ese dios del antiguo testamento. Lo que parece preocupar a Dios, según la interpretación más tradicional de este versículo, es que metas tu pito en el culo de un hombre, y si tenemos en cuenta otros versículos, tambien en el de tu señora. Eso es lo que rechaza ese dios.

No quiero terminar este artículo sin señalar, para aquellos que no lo hayan entendido todavía, que la homosexualidad no va de sodomía, no va de sexo anal, que se lo pregunten a cualquier lesbiana. La homosexualidad va de amar, de sentirte bien, de sentirte atraído y a gusto con una persona que da la casualidad que es de tu mismo sexo. La homosexualidad va de besos, de caricias, de manos y cuerpos entrelazados, de decir te quiero, de mirar a los ojos, de sonreír, de querer hacerte viej@ junto a una determinada persona, de formar una familia, de tener a alguien a tu lado.

Por supuesto también hay sexo anal, a veces, si te gusta, pero eso no es lo que nos hace homosexuales. Esa incomprensión, convertida en obsesión por dónde mete uno el pene o qué hace con su culo, la observamos en los cientos de insultos que hay en casi todos los idiomas y que nos reducen a simples obsesos del culo. Y también la vemos en la biblia y sobre todo en sus interpretaciones, que al final no dejan de ser más que justificaciones de los prejuicios del traductor.

Levítico 18:22. Conclusiones.

Nos preguntaba un lector nuestra opinión sobre lo que se decía en levítico 18:22 respecto a la homosexualidad, y la única conclusión a la que hemos llegado tras nuestra investigación es que no dice nada.

El levítico es un antiguo texto, que nos habla de un tiempo donde los hombres vivían pastoreando su ganado y adorando a un dios vengativo y terrible. Unos tiempos donde una mujer que no llegara virgen al matrimonio debía ser apedreada hasta morir, un tiempo donde comer con un egipcio te convertía en impuro, un tiempo donde echar las cartas del tarot, desobedecer a un sacerdote o simplemente ser un hijo rebelde, te acarreaba la muerte.

El levítico habla de adulterio, de tener relaciones con animales, de tener relaciones con mujeres, con hombres, prostitutas, con nueras, primas, hermanas, tias, etc. El levítico también habla de cómo te has de cortar el pelo, como has de sacrificar animales, o de cómo ha de relacionarse el pueblo israelita y los sacerdotes levitas con su dios. Pero sobre homosexualidad no dice nada.

El levítico 18:22 no condena la diversidad sexual.

En cuanto a los versículos en los que nos hemos centrado, nos encontramos con lo mismo que tratamos en nuestro primer artículo sobre el tema de la homosexualidad en la biblia. Grandes discrepancias entre el texto original y la interpretación cristiana.

El texto original da pie a muchas interpretaciones, incluidas algunas que sitúan ese texto dentro de lo que se podrían considerar leyes rituales y sociales que ya no están vigentes para las personas cristianas. Sin embargo vemos cómo de nuevo la interpretación menos probable y más subjetiva se convierte en la más usada.

En estos versículos no se habla de orientación, no se habla de homosexuales, no se habla de lesbianas. Como mucho podemos asumir que se habla de una práctica sexual concreta entre dos varones. Exclusivamente entre dos varones. Una práctica sexual que según la interpretación más antigua que tenemos hace referencia a la penetración. Ir más allá de esto es pura invención.

Por lo tanto sin lugar a dudas podemos concluir que en el levítico 18:22 no se condena la homosexualidad ni a las personas homosexuales. De ninguna manera. No, no, y no.

Pero además queremos decir que nos hemos encontrado con algo sorprendente.

Hemos constatado que, aunque seas una persona cristiana, puedes elegir no odiar, no señalar, no juzgar, no sentir asco cuando veas a dos mujeres o a dos hombres cogidos de la mano pasando a tu lado. Puedes elegir no movilizarte en su contra, no tirarles piedras, no justificar que se les persiga o se les excluya. Puedes elegir vivir tu vida como desees y dejar que las demás personas vivan sus vidas como ellas desean. Puedes elegir ser tan tolerante con los “pecados” de los demás como lo eres con tus propios pecados, con los de tus hijos o tus parroquianos. Hemos averiguado que si eres cristiano ni la biblia ni tu dios te impiden hacerlo.

Love.