Opinión
Sexo, historias y mitos
Un Mito
Cuenta un mito sobre la creación del Universo, que antes de la gran explosión del Big Bang y antes de que nada existiera, solo había una Fuente y esa Fuente solo daba luz. De esa luz emanaba placer, alegría, bienestar y entusiasmo, y no había nada ni nadie que lo recibiera. Entonces, la Fuente decidió construir una Vasija para que recibiera la luz. La Fuente daba luz y la Vasija lo recibía, incesantemente, en una especie cópula cósmica.
En un momento dado, la Vasija comenzó a preguntarse cómo sería dar luz, quiso aprender a emitirla ya que solo había experimentado su recepción. En ese instante, la Vasija explotó y se dividió en muchos recipientes, creando la Conciencia y el Vacío o la Nada. A esta explosión se la conoce como el Big Bang o el inicio del Universo, y desde ese entonces, cada planeta, cada astro, cada animal, vegetal o persona, toda materia, se convierten en una Vasija de luz, en Conciencia, en Nada. Según este mito todxs somos emisores y receptores de Luz. Los mitos nos cuentan historias, la Biblia nos cuenta otras historias, y la Ciencia, dependiendo de la época, unas diferentes y siempre amparadas, eso sí, en procesos cognitivos, aunque muy a menudo no sean permanentes…
Las Historias
La psique humana está programada por historias. ¿Esto qué quiere decir? Que las historias que hemos leído, visto, escuchado o sentido e intuido, llevan implícitas interpretaciones, creencias, morales del momento, perspectivas o intenciones que quedan grabadas en nuestra memoria.
¿Qué se desprende del mito de la Creación del Universo narrado en la Biblia? ¿Qué nos cuenta del hombre y de la mujer? ¿Por qué la respuesta varía según la percepción de cada uno? ¿Qué es la Transexualidad? Encontraremos respuestas muy distintas dependiendo de a quién, cómo y cuándo preguntemos. Estas historias producen cadenas de pensamientos, a favor o en contra de cada historia, y estos pensamientos generan emociones y, como su propia etimología nos dice, las emociones nos hacen movernos. Así, las historias y sus creencias se densifican y pasan a ser materia en forma de acciones.
La naturaleza
Cuando observas la Naturaleza, el mito religioso que describe lo malo y lo bueno se cae por completo. En la Naturaleza no hay plantas o animales malos o buenos, ni maldad o bondad en los eventos. Todos los que llamamos “desastres naturales” son recibidos y transformados por la Tierra. Hoy en día, la ciencia lo explica a quiénes necesitemos datos cognitivos.
La Naturaleza se comporta como fuente y vasija sin moral, sin interpretación, sabe transformar todo evento “positivo o negativo” en vida, y pareciera que lo hace sin esfuerzo y con placer. Lo que tiene que morir, lo hace para dejar paso a más vida. Ese placer en el dar y recibir que se desprende de la belleza de lo creado, se observa poniendo atención plena en plantas, animales, en el agua, en las sensaciones, etc.
Ese placer, ese disfrute, es algo que el mito científico no es capaz de reproducir solo a base de intelecto. ¿Cómo genera la Naturaleza belleza en sus acciones? ¿cómo generamos nosotros belleza en nuestras acciones? ¿Será ese gozo, esa intención limpia de interpretaciones, la que genere belleza? ¿Cómo se siente ese gozo, libre de interpretación, por lo tanto de expectativas, que recibe y que da por propia naturaleza el ser?
Lesbianas activas y pasivas.
Hace unos meses, antes de la Covid, los autores de este blog, Toni y Pabupop, me preguntaron sobre los roles activos y pasivos en las lesbianas, si había lesbianas activas y pasivas tal y como ocurría con los gays. Hace unos años les hubiese respondido como lesbiana, pero en ese momento no respondí desde ahí. Querían saber si esos roles estaban también presentes en las relaciones sexuales entre mujeres.
Hacía poco que había retomado el contacto con una de mis ex, por lo que le comenté el asunto y comenzamos a cuestionarlo en nosotras mismas. “Yo doy mejor que recibo” le dije, a lo que ella respondió que, en efecto, me consideraba buena dando… Aquello me dejó un poco insatisfecha porque ya hacía un tiempo que me había dado cuenta de que me costaba recibir, y le respondí: “siempre me encuentro con mujeres que reciben, ahora me gustaría recibir a mi.” Ella me miró y me dijo que a ella también le gustaba dar pero que yo no la había dejado, y que en sus relaciones posteriores había podido ocupar ese espacio…
¿Qué historias nos hemos creído sobre el dar y el recibir? ¿Qué significa para ti dar y qué significa para ti recibir?
Pasadas unas semanas de esta pregunta me encontré con el Mito del que hablaba al principio de este artículo, que proviene de la Cábala mística judía, aunque también se encuentra en los inicios del cristianismo, en el paganismo y en otras culturas indígenas alrededor del planeta. Cuando lo escuché me emocioné y me abrí a la observación y a nuevas comprensiones…¿se caerá este mito al observar a la Naturaleza? la respuesta es no. Les animo a hacerlo también, a observar este dar y recibir como fenómenos físicos de contracción y expansión alrededor nuestro.
He podido observar cómo la Naturaleza reproduce esos movimientos de emisión, expansión y reflexión de luz o de atracción, contracción y absorción de luz. Lo observé en las olas del mar, en su incesante ir y venir -expansión y contracción, me dije-, en los innumerables ciclos de vida y muerte que nos rodean y de los que somos parte, en las relaciones entre plantas, plantas y animales y, cómo no, entre personas y, por lo tanto, en nuestro psiquismo.
Masculino y femenino
Dentro de nuestro psiquismo y como origen de nuestra especie aparecen los principios masculino y femenino que, más allá de conceptos culturales, temporales y fisiológicos repiten el movimiento de dar y recibir de emitir o atraer. Es decir, repetimos lo que nos originó. Somos también hijxs de la Fuente y la Vasija. Esos principios atemporales y amorales han sido interpretados en innumerables ocasiones según la cultura y el tiempo en el que se nace, y en muchas ocasiones, nos han hecho olvidar, cuestionar o temer a la fuerza que los mueve. La fuerza del deseo, del placer, que producen belleza. Sin embargo, el ser humano la busca incesantemente y esa búsqueda está detrás de cada acción, como si inconscientemente supiéramos que es nuestro origen, nuestro hogar.
En base a esas historias que creemos nos auto limitamos. La teoría Queer lo explicó también a su manera, con intención política y ya por desgaste y cansancio de tanta crucifixión, confirmando que la idea de género es una construcción social. El mito de la Fuente y la Vasija, en cambio, me ha acercado a lo natural…¿qué es lo natural? Algunos dicen que es lo que permanece y es igual para todos los seres vivos en el Planeta y parece que también para el Universo. Esos fenómenos de expansión y contracción, a mi parecer, son para todxs y podemos experimentarlos si nos dejamos ser.
Y si éste mito nos sirve, ¿por qué no usarlo?
Quiénes experimentamos una sexualidad diferente a la cultura en la que nacemos, es decir, quiénes nos etiquetamos como LGTBI para encontrar nuestro sentido en el espacio-tiempo (y también para que nuestro entorno lo encuentre), en muchas ocasiones ponemos en evidencia la limitación de la mente, así como el encapsulamiento intelectual o moral de hechos naturales, que producen dolor al alejarnos del gozo que realmente los mueve. Los que no experimentan con el género y el sexo también sufren estas limitaciones, aunque quizás hayan pasado más desapercibidas al no ser tan ampliamente perseguidos.
Las interpretaciones sobre el masculino (entendiéndolo simplemente como la energía puesta en la dirección) y el femenino (como la energía puesta en el sostener o contener) están en nuestras sociedades a menudo desvirtuadas, es decir se les ha sacado la virtud, su capacidad de producir un efecto positivo.
El Equilibrio
Esta ausencia de virtud, de equilibrio entre ambas energías, se puede observar en muchos aspectos de nuestras vidas no solo en el género y las relaciones sexuales. Por ejemplo, se puede ver claramente en cómo nos relacionamos. ¿Cuántas veces nos desborda un exceso o defecto de dirección o un exceso o defecto de sostener? Nuestra psique continúa reproduciendo su hogar, pero con tanto ruido mental por creernos tantas historias a lo largo de la Historia, no podemos escucharlo.
Solo estamos buscando el placer, el gozo y el disfrute que somos, lo llamamos felicidad, hasta el más homófobo lo busca, pero sus interpretaciones se cuelan y no le dejan hacerlo. Entonces se frustra y va a culpar a otro de su dolor, elabora un argumento en base a alguna de las historias que pululan en nuestra especie y busca afines que lo escuchen para ver si así por fin puede sentir placer, aunque muy a menudo su verdadero placer está en el lugar de los que rechaza. Nuestra mente es un órgano reflejo.
Mi ex y yo también hicimos algo parecido en nuestra conversación, no fue hasta que me paré a sentir y observar que no pude entenderlo.
Así que queridos Pabupop y Toni, utilizando terminología extendida en el argot gay, en este momento creo que tod@s somos versátiles por naturaleza, pero también creo que encontramos placer y gozo al equilibrar ambas energías dentro de nosotros, como en una danza armónica de opuestos que solo genera placer y belleza al mirarla y coherencia en nuestras relaciones y en nuestra vida. Muchxs estamos en ese proceso y nos podemos servir de cuestionar cualquier historia para darnos cuenta. En este caso, las historias de sexo, identidad, género y orientación que nos hemos creído.
Gracias por hacerme esta pregunta, me ha ayudado mucho a ordenarme por dentro y me ha producido mucho placer escribir esta entrada.
Mis deseos de gozo, placer y disfrute para todxs.
Tag :Homosexualidad, Plasticidad Sexual, Sexo Y déjanos un comentario
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