Parafraseando a Alejandro Jodorowski la palabra sirve para definir la cosa pero no es la cosa. Me vino a la cabeza la película El perfume. En ella el personaje principal no identifica las cosas con palabras sinó con el olor, un código más rico y certero puesto que ese olor es cómo nuestras neuronas olfativas perciben sus moléculas, su esencia.
Opinión
¿Qué es homosexual?
Homosexual. Desaprender conceptos.
Los comportamientos, actitudes y tendencias sexuales de las personas han sido vistas y entendidas de muy diversas formas dependiendo de la cultura o la época, y con ello no solo me refiero al sexo homosexual sino a todo lo que pertenece a la esfera de la sexualidad humana. La idea de un rechazo generalizado y absoluto a cualquier tipo de contacto sexual entre personas del mismo sexo es totalmente falsa y solo se entiende desde la perspectiva judeocristiana del último milenio donde todo comportamiento sexual ha de ser controlado y en muchos casos reprimido o anulado.
En occidente, a principios del Siglo XIX, se empieza a plantear que tras los comportamientos sexuales entre personas del mismo sexo existía algo más que perversión, transgresión y pecado, que existía una condición inherente a ciertos individuos, lo que algunos llamaron tercer sexo (un alma de mujer en un cuerpo de hombre) y que según estos teóricos como Ulrichs, tenía un origen biológico.
La creación de homosexual.
Estas nuevas y revolucionarias ideas (parece mentira, pero así fue) pondrían las bases de lo que puede considerarse el primer movimiento gay y la primera organización gay del mundo: el alemán Wissenschaftlich-humanitäres Komitee o Comité Científico Humanitario.
Es en este contexto de estricta moral católica y de ciencia revolucionaria, en el que a finales del siglo XIX, surge por primera vez el término homosexual de la pluma de un poeta y escritor húngaro de nombre Karl-Maria Kertbeny. Fue en una carta pública a raíz del debate sobre la redacción del nuevo código penal y la abolición de la infame norma prusiana 143 que castigaba el contacto sexual entre personas del mismo sexo. Una ley que, pese a las protestas de intelectuales como Kertbeny, se trasladaría al código penal alemán en el párrafo 175 (§175), y que solo a lo largo de la segunda guerra mundial, llevó ante los tribunales a más de 100.000 personas y que se mantuvo vigente en Alemania hasta el año 1994.
El término homosexual nació pues de la mano de un defensor de los derechos humanos y en consecuencia de los gays, que creía que esta era una condición innata de las personas que no merecía rechazo ni castigo alguno y lo hizo precisamente para normalizar una idea y sobre todo para sustituir unos términos con unas connotaciones claramente negativas como son: invertido, la inglesa bugger (bujarrón) y sobre todo la palabra sodomita. Sin embargo resulta irónico que el término homosexual, que pretendía desestigmatizar, solo alcanzaría un uso generalizado tras la publicación, unos años más tarde, de Psychopathia Sexualis, un libro en el que la homosexualidad dejaba de ser una condición natural para convertirse en un trastorno mental. Desde entonces el término homosexual y homosexualidad ha sido empleado y entendido de muchos modos: enfermedad, pecado, perversión, condición, tendencia, inclinación sexual, orientación o incluso elección.
Palabras excluyentes.
Pero independientemente de cómo se use, al final, homosexual es sólo es una palabra, una noción, un concepto con el que etiquetamos y separamos. Una idea que nace de la división del mundo en dos grupos. Dos elementos contrapuestos que inevitablemente conllevan un juicio de valor:
Heterosexual y homosexual.
Bueno y malo.
Natural y anormal.
A partir de estas dos palabras hemos construido nuestra realidad. Y a través de esta dicotomía observamos el mundo y la historia. Pero lo que se trasluce del uso de este y otros términos, que a lo largo del ultimo siglo hemos ido creando para completar el mapa de la diversidad sexual humana, es nuestra necesidad de etiquetar y simplificar el mundo en el que vivimos, aunque esto nos lleve inevitablemente a alejarnos de la verdad que todos buscamos. Al caer en las trampas de las etiquetas nos adentramos en el universo de la exclusión que dice que si eres lo uno, no puedes ser lo otro.
Si eres heterosexual no eres gay ni lesbiana, y si eres bisexual no eres ni una cosa ni la otra, cuando en realidad una persona bisexual no es otra cosa que una persona heterosexual que tiene o ha tenido relaciones con personas de su mismo sexo, o visto de otra forma, es una persona homosexual, que tiene, o ha tenido relaciones con personas del sexo opuesto. ¿Cómo se puede entender esto? ¿Existen de verdad estas divisiones? ¿Qué es una persona homosexual? ¿Alguien que ha tenido una relación homosexual? ¿Dos? ¿Cien relaciones? ¿Alguien que ha tenido exclusivamente relaciones homosexuales? Si eres heterosexual y un día tienes o tuviste una relación homosexual ¿Ya eres bisexual? ¿Homosexual? ¿Habrás perdido para siempre jamás tu condición de heterosexual?
Hace unos pocos años la idea de homosexual se relacionó con la elección, pero sin embargo para cualquier gay o lesbiana es obvio que la atracción y el deseo no se eligen, sobre todo cuando esta elección implica discriminación y rechazo social. Sin embargo, aunque la orientación sexual del deseo no sea una elección sí que puede serlo la decisión de vivir y asumirte como tal.
La construcción de la identidad homosexual.
Desde este punto de vista sí que podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que somos homosexuales, porque vivimos como tales, aceptando y asumiendo esta realidad con todas o gran parte de las consecuencias que la sociedad y la cultura del individuo impone a quienes tomamos este camino.
Sin embargo aun así no podemos olvidar que esta aceptación de quienes somos no es más que un encaje consciente en una realidad que nos es impuesta. Una realidad que divide a través de etiquetas excluyentes. Y esto es así porque no podemos escaparnos de quiénes somos, no como homosexuales, sino como individuos integrados dentro de un sistema mayor que llamamos sociedad. También nosotros necesitamos simplificar el mundo en el que vivimos.
Asumir un papel, por poco natural que este pueda ser, ayuda a hacer nuestro día a día más sencillo. Una vez asumido, dejas de preguntarte constantemente quién eres, dejas de tener la necesidad de esconderte, racionalizar o justificar tu existencia.
Ya sabes quién eres, o mejor dicho qué eres.
Eres gay.
Pero nada es gratis y esta decisión significa renunciar en cierto modo a seguir buscando tu propia verdad para vestir un traje que te viene dado y que si bien no es del todo de tu talla, te queda mucho mejor que la otra opción que se te ofrece. De este modo ser homosexual para muchas personas implica una especie de mutilación sexual y afectiva, la negación de una realidad que va mas allá de la etiqueta y el papel que decides asumir.
La construcción de la identidad heterosexual.
Para las personas heterosexuales normalmente no es así (o eso se nos dice), la orientación sexual del deseo no supone ningún tipo de decisión, trauma o elección. Para las personas heterosexuales, esta orientación es asumida con naturalidad en la niñez o la adolescencia sin que quepa ningún tipo de duda al respecto. Es lo natural. Sin embargo cabría preguntarse si esta normalidad con la que asumen su orientación sexual corresponde en verdad a su naturaleza (si existe tal cosa) o si lo que ocurre simplemente es que no existe una alternativa posible repitiéndose el mismo proceso de encaje, pero esta vez de un modo mucho más inconsciente. No podemos olvidar que desde nuestra más tierna infancia se nos enseña que los niños y las niñas tienen roles claramente definidos y que uno no puede apartarse de estos sin recibir el castigo correspondiente.
Homosexual y sociedad.
Mariquita, maricón, bollo, tortillera, marimacho… son los estigmas que deben sufrir aquellos que osen contravenir el orden social impuesto y que los niños y niñas usan mucho antes de siquiera entender mínimamente lo que significa sexualidad.
Llegado a este punto nos enfrentamos a un problema de difícil solución.
¿Cómo podemos averiguar dónde está la verdad si no podemos separar persona y sociedad?
Somos animales sociales y todo nuestro comportamiento, nuestro modo de relacionarnos y nuestra manera de amar vienen en gran medida condicionados por nuestra cultura y por el tipo de sociedad en el que vivimos. ¿Cómo podemos saber entonces si aquello que llamamos condición, orientación, tendencia o inclinación homosexual existe fuera de nuestra sociedad? ¿Es posible dar respuesta a la pregunta?
¿Qué es homosexual?
Es en este punto, en el que ante el más mínimo escrutinio, lo que siempre pareció ser obvio empieza desmoronarse, en el que nació la idea de empezar este proyecto de Moscas de Colores, un espacio de conocimiento, reflexión y opinión en el que explicar la sexualidad humana despojada, en la medida de lo posible, de todo prejuicio social.
Para entender qué es la homosexualidad lo primero que debemos hacer es olvidar lo que sabemos o lo que creemos saber. Tenemos que enfrentarnos al conocimiento con la máxima humildad e intentar despojarnos de cualquier prejuicio y sesgo.
Empezando con otras sociedades humanas. ¿Son los Tritiya-prakriti o eran las Svairini de la india homosexuales? ¿Y lesbianas las Salzikrum de Mesopotamia? ¿Y los Erastés griegos? ¿Y los Berdaches y Dos Espiritus de las tribus americanas? ¿Y los y las Achnucek de las Islas Kodiaks? ¿Eran homosexuales tal como lo entendemos nosotros? ¿Eran como nosotros? ¿Es que todos los hombres de la tribu Sambia son homosexuales? ¿Eran el rey David o Alejandro Magno gays o eran bisexuales?
Y siguiendo con otras especies animales, como los defines. ¿Ellos también son homosexuales? ¿Y los bonobos? ¿Y los cisnes?
¿Son enfermos? ¿Son anomalías y aberraciones? ¿Tenían unas madres frígidas y sobre protectoras? ¿Tienen algún gen extraño de más?
Al mirar a nuestro alrededor no podemos sino hacerlo con nuestros sentidos y no podemos interpretarlos más que con nuestros conocimientos. En estas páginas encontrarás preguntas, información, opiniones, ideas y una mirada a otras realidades presentes o pasadas respecto al tema de la homosexualidad y de modo más amplio al tema de la sexualidad humana, porque si alguna vez encontramos la respuesta a qué es la homosexualidad no creo que sea dividiendo la sexualidad en pequeños compartimentos estancos e inamovibles sino que será cuando seamos capaces de verla en perspectiva, y con una visión de conjunto.
¿Qué es homosexual?
¿Una enfermedad? ¿Un pecado? ¿Una aberración? ¿Una condición sexual? ¿Una elección? ¿Una etiqueta? ¿O simplemente una palabra?
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¡Muchas gracias por tu comentario, Xavi!
Saludos.
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