Anandrynes es un neologismo formado a partir del prefijo privativo an- y del sustantivo andros, “hombre”, que significa literalmente “sin hombres”. Al buscar el origen de esta expresión, nos encontramos con una mezcla de ficción y realidad que surge a finales del siglo 18, sin que sepamos por el momento, si se trata de una creación literaria, o si tiene un origen anterior y distinto.
La ficción del argot Anandrynes viene de la mano de la publicación en Londres en 1784 de una apología y 3 cartas en el número 10 de la revista erótica L’Espion anglais, por el autor Pidansat de Mairobert. En la Apologie de la secte anandryne ou Exhortation d’une jeune tribade par Mlle Raucourt (Apología de la secta Anandryne o Exhortación de una joven tribada por la señorita Raucourt) se explican las normas y los rituales de la secta anandrina, y en las 3 cartas se narran las experiencias de la señorita Sapho en la secta anandrina, su posterior conversión a la heterosexualidad, y su final como prostituta. Tras la revolución francesa se reeditará en varias ocasiones y con diferentes títulos como Anandria ou Confessions de Mademoiselle Sapho, contenant les détails de sa réception dans la secte anandrine, sous la présidence de Mlle Raucourt, & ses diverses aventures (1789) (Anandria o Confesiones de Mademoiselle Sapho, que contiene los detalles de su ingreso en la secta Anandrina, bajo la presidencia de la señorita Raucourt, y sus diversas aventuras).
La realidad del argot Anandrynes la tenemos en la actriz francesa Françoise Raucourt, también conocida como Mademoiselle Raucourt (1756-1815), miembro del consejo (1776) de la Comédie-Française o Théâtre Français (Teatro nacional) y fundadora del un segundo Théâtre-Français (o sala Louvois) en 1796. Opuesta a la revolución francesa, estuvo en la cárcel (1793) donde conoció a la mujer con la que pasó el resto de su vida, Henriette Simonnet de Ponty. No se sabe a ciencia cierta, pero de esta gran mujer se decía, en diferentes panfletos y cotilleos de aquella sociedad patriarcal, que pertenecía a la secta Anandrina, y fue protagonista de numerosos escándalos con ambos sexos, reales o inventados. No es extraño, por tanto, que casualmente fuera el nombre de una protagonista de una obra erótica, que se dijera que el objetivo de esa supuesta secta fuera aniquilar a los hombres o que durante la década de 1780 el apellido Raucourt fuera sinónimo de lesbiana.
Leer: La secte des anandrynes ou les liaisons scandaleuses de Mlle Raucourt
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