Serie Divertida
Pedicabo ego vos et irrumabo.
Pedicabo ego vos et irrumabo, escándalo en Roma.
En el año 62 a.C., después de varias estancias en Roma para su formación, Gayo Valerio Catulo un joven de 25 años de buena familia y bien relacionado, trasladó su residencia de Verona a Roma donde siguió con su trabajo de poeta, siendo el primero en desarrollar la elegía romana. Frecuentaba con sus amigos los cenáculos literarios y fueron dos de estos amigos, Aurelio y Furio, quienes se metieron con él por los poemas que escribía, no sabemos si por envidia o por puñeteros y así nació el poema de célebre verso Pedicabo ego vos et irrumabo. En aquel momento la sociedad Romana se debatía entre la admiración y el rechazo por la cultura griega y uno de los temas del debate nacía del deseo de los hombres hacia los hombres.
La sociedad griega había integrado el deseo homosexual dentro del sistema maestro-alumno, sin embargo aquella sociedad romana biempensante lo quería reducir al sistema amo-esclavo. En ambas sociedades las relaciones sexuales entre hombres no constituían un problema siempre y cuando éstos crearan familias, tuvieran descendencia y siguieran un rol específico. Los grandes imperios necesitaban grandes cantidades de personas, y los hombres, no las mujeres, eran los encargados de realizar activamente esta tarea.
Como consecuencia de esta norma social se construyeron las correspondientes etiquetas y funciones. El hombre, el activo, el que da, el fuerte, el negro, y la mujer, la pasiva, la que recibe, la blanda, el blanco. Como siempre, estas dualidades excluyentes, generaban polémica con aquellos que se salían del tiesto y vivían algún tono de gris. Un hombre que pusiera el culo o la boca al servicio de otro hombre era indigno tanto si lo hacía voluntariamente como si era por la fuerza, con el propósito de humillar y castigar. Eres indigno porque pones el culo pero yo soy muy macho porque te la meto. No podía haber una cosa sin la otra, pero una era buena y otra era mala.
Catulo con sus poemas, en los que hablaba del amor hacia su joven amigo y pupilo Juvencio (quien también se trasladó de Verona a Roma) dejó al descubierto y a ojos de sus amigos Aurelio y Furio, dos poetas de mayor edad, que ese amor no encajaba ni en el sistema griego ni en el sistema romano, por mucho que Catulo escribiera poemas de amor y desamor a Clodia, una bella mujer casada a la que él llamaba Lesbia y con la que compartía afición por los poemas de Safo.
Trasladado a la actualidad, Catulo revestido del halo de buen ciudadano, hombre y macho, por las noches frecuentaba ciertos lugares de ambiente con sus amistades, otros poetas maricas que habían pasado antes por las fases de pupilo y maestro y que a su edad se habían pasado al denostado, y no por ello menos frecuente, bando de las pasivas. Aurelio y Furio, con mala baba, le dijeron: Sí, sí, muy macho con tu amor hacía Lesbia, la mariliendre, pero en realidad estás enamorado de Juvencio, al que quieres alejado del resto de los hombres adultos y con el que te mosqueas, celoso, si se acuesta con amigos o no te quiere dar un beso apasionado. ¿No será que, como nosotros, estás fuera del camino marcado?
Catulo se pilló un cabreo monumental, se fue a casa haciendo eses por la villa romana y les dedicó el poema conocido como Carmen 16, que escandalizó a los estudiosos de su obra y que pasó 20 siglos sin traducción. Dice así:
Pedicabo ego vos et irrumabo,
Aureli pathice et cinaede Furi,
qui me ex versiculis meis putastis,
quod sunt molliculi, parum pudicum.
Nam castum esse decet pium poetam
ipsum, versiculos nihil necesse est;
qui tum denique habent salem ac leporem,
si sunt molliculi ac parum pudici,
et quod pruriat incitare possunt,
non dico pueris, sed his pilosis
qui duros nequeunt movere lumbos.
Vos, quod milia multa basiorum
legistis, male me marem putatis?
Pedicabo ego vos et irrumabo.
Hemos encontrado muchas traducciones contemporáneas, pero hemos preferido hacer la nuestra, que no difiere del resto en obscenidad, sino en una mejor exposición del contexto social del deseo homosexual, que es lo que queremos mostrar con el poema de Catulo. Así dice:
Yo, os follaré el culo y me correré en vuestra boca,
Aurelio come pollas y Furio el maricón,
que a mi por mis versos me considerasteis
pasiva, porque son tiernos y delicados.
Aunque virtuoso debe ser el poeta honesto,
sus versos no es necesario que lo sean;
porque así tienen sal y gracia,
si son impúdicos y delicados,
provocan deseo y excitan,
no a los muchachos, sino a los viejos peludos como vosotros
a los que ya no se les levanta y sólo ponen el culo.
Vosotros, porque muchos miles de besos
habéis leído en mis poemas, ¿poco hombre me consideráis?
Yo, os follaré el culo y me correré en vuestra boca.
¿Quieres más historias como la de Pedicabo? Visita nuestra serie divertida
Al comprar un diseño de Moscas de Colores no solo nos ayudas a mantener y sostener este web y este proyecto, sino que también pasas a formar parte del grupo de personas que difundimos las palabras, su historia y la realidad que nos ha acompañado y nos acompaña, porque cada uno de nuestros diseños es una historia que contarás y explicarás, una oportunidad de ayudar a que las cosas vayan mejor, normalizando, visibilizando y, porque no, reapropiando.
Pedicabo ego vos et irrumabo.
Pedicabo ego vos et Irrumabo fue un poema de Cayo Valerio Catulo que no se tradujo hasta el siglo 20 por obsceno. La historia de este poema es muy interesante porque muestra cómo se relacionaba la sociedad romana con el comportamiento homosexual. Un diseño con historia brutal para una camiseta divertida y para un póster en la entrada de tu casa.
Otros Diseños con Historia de esta serie:
¿Te gusta este Diseño con Historia?
Cuéntanos qué te parece la ilustración y lo que contamos. Si te gusta, puedes comprarlo impreso en camisetas y diferentes productos, para lucirlos con orgullo cada día o para regalar a alguien especial para ti.
Compártelo en tus redes!