Serie Reivindica
Finocchio (Italia).
Finocchio, verde y rojo sobre blanco.
En los países civilizados y democráticos no es extraño que se produzcan agresiones físicas a gays, lesbianas y transexuales, pero en Italia, según nos comentan, la cosa es peor, porque alguna vez nos han hablado de “cacerías de finocchio” en sitios de cancaneo. No es de extrañar que en Italia la gente pueda tener miedo y que la diversidad sexual sea menos visible en la cuna occidental del mariconerío. El comportamiento homosexual ha existido siempre, pero fueron en occidente, los griegos y los italianos, los que lo integraron en una cultura que nos llega de muy diversas formas hasta nuestros días, en la que contrasta su dilatada “historia homosexual” con su alto grado de homofobia.
El comportamiento homosexual clásico.
La sociedad romana heredó de los griegos el sistema de relación homosexual maestro-pupilo y lo convirtió en el sistema amo-esclavo, ambos dentro de un patriarcado donde las mujeres eran consideradas inferiores, consideración que se trasladaba a los hombres sexualmente pasivos por ser “como mujeres”. A pesar de esto durante siglos existieron relaciones homosexuales, célebres amores entre hombres y una determinada subcultura que identificaba a los homosexuales pasivos con el color verde, utilizado como reclamo, en zonas de encuentros y contactos de las ciudades.
Esta consideración del comportamiento pasivo y la permisividad con el ciudadano romano activo, en el año 533 d.c. se habían transformado en una ley que condenaba con la castración y la hoguera cualquier comportamiento homosexual. ¿Como se pasó de una cosa a la otra? Fueron varios los factores, pero entre los principales están los siguientes: cambio de moral de la sociedad por el cristianismo, que reducía el sexo a la reproducción; la utilización del comportamiento homosexual como arma política; la extensión del estoicismo que promulgaba la represión de los deseos; la necesidad de una política reproductiva que aumentara el imperio y paliara los efectos de algunas epidemias, así como las recurrentes invasiones extranjeras.
La iglesia católica y la homosexualidad.
Con el auge de la iglesia católica a través de los siglos, y a pesar de que la cúpula eclesial estaba plagada de sodomitas y gomorristas, siempre había alguno, como san Agustín, empeñado en meterse con el comportamiento homosexual, por lo que los pasajes de la biblia se fueron adaptando con cada interpretación y traducción. Así, lo que nunca le había preocupado a dios, pasó a ser un pecado mortal y un crimen. Además, los “malos” siempre eran herejes y maricones, por lo que cualquier maricón era un hereje y cualquier hereje un maricón. Las palabras faggot y bujarrón son un par de expresiones que nos ha dejado la iglesia como producto de la herejía. Uno de los principales instrumentos fue la Santa Inquisición papal, que se encargaba de organizar grupos especializados con el único fin de vigilar y delatar a cualquier finocchio de los distritos de ciudades como Bolonia y Perusia, en la que había 40 personas, 8 por distrito, encargadas de llevar a los sodomitas, ante los tribunales.
Castración, hoguera y, según la leyenda, perfumados y cocinados con hinojo, arbusto que supuestamente quedó íntimamente ligado a la homosexualidad en Italia, hasta el punto de que la palabra Finocchio (hinojo) adquirió el significado argot de maricón, convirtiéndola en la palabra de mayor uso para insultar y señalar a los gays en Italia. Se dice que utilizaban el hinojo para disimular el olor a carne quemada, para que el público supiera por qué los quemaban y para que la muerte fuera más lenta. Sin embargo, ahora sabemos que esto no es verdad, y que nunca se utilizó hinojo en las hogueras, sino enebro. El origen del argot finocchio tiene que ver más con el poco valor asignado a esta especie tan abundante y con los valores negativos asociados a esta falta de valor socialmente encarnados en un hombre homosexual. Para más información sobre el origen del argot puedes leer la entrada Finocchio. Diccionario Gay (Italia).
El Renacimiento y la tolerancia ilustrada.
Con la llegada del Renacimiento y el redescubrimiento de los clásicos, se inició una etapa de tolerancia “ilustrada”. A pesar de que el comportamiento homosexual seguía siendo perseguido, este floreció en el ámbito privado de las casas de los artistas maestros y de los discípulos, como fueron los casos de célebres finocchio como Donatello, Botticelli y Leonardo da Vinci, y fuera del ámbito artístico, las academias neoplatónicas como la Academia Romana o la Florentina, contando de manera irregular con el beneplácito del poder.
La Ilustración y la tolerancia represiva.
Con el paso de los años se siguió persiguiendo el comportamiento homosexual en mayor o menor medida, y con la llegada de la Ilustración, empezaron los primeros debates sobre su descriminalización. Poco a poco la condena a muerte por sodomía fue desapareciendo de las sentencias, y fue arraigando el modelo de tolerancia represiva que llega hasta nuestros días. Los cambios legislativos a favor y en contra del comportamiento homosexual, fueron sucediendo hasta que en 1889 el nuevo Código Penal unificado de Italia ya no lo incluyó como delito.
Según algunos historiadores este modelo de tolerancia represiva aparece por el acuerdo tácito entre un estado (que prefiere no legislar en contra de la homosexualidad para no fomentarla, dejando la tarea de «control social» en el ámbito de la represión sexual, en manos de la iglesia católica) y la sociedad italiana, que creyó durante generaciones que la represión se desplegaría sólo en respuesta a un intento de crear un «estilo de vida alternativo». Así se generó un clima en el que la homosexualidad oficialmente no existía y estaba prohibido hablar de ella, incluso para condenarla, y que llega hasta nuestros días. La tolerancia represiva es, probablemente, el elemento diferenciador que explica la actual homofobia italiana, y que puede darnos la clave para su solución.
Italia, paraiso homosexual sotto voce.
A finales del siglo 19 y principios del 20 Italia se convirtió en refugio de intelectuales homosexuales europeos y norteamericanos, como el caso de Oscar Wilde y Foster. Jóvenes de todas las ciudades italianas complementaban sus ingresos a cambio de sexo con turistas en busca de la famosa bisexualidad del hombre italiano. La sociedad Italiana toleraba este comportamiento siempre que se ocultara como algo vergonzoso y no se hiciera público, por este motivo esta libertad legislativa no se tradujo en una conciencia o identidad homosexual, sino que desarrolló una subcultura, privada y codificada. Aunque el color verde seguía utilizándose, el uso del color rojo se comenzó a extender para el reconocimiento entre los propios homosexuales.
De la represión de Mussolini al Roma World Gay Pride.
Con la llegada de Mussolini, aumentó la presión sobre el colectivo homosexual con leyes contra los asociales y el escándalo público, que permitían medidas de limpieza para todos aquellos que pusieran en peligro la moral y las buenas costumbres públicas. El director de la revista Rassegna di studi sessuali, considerada como el primer atisbo de movimiento homosexual en Italia, fue considerado como «socialista peligroso y pederasta pasivo» y acabó siendo encarcelado. La policía, discreta en sus acciones, realizaba redadas en los lugares de reunión de homosexuales. Los afectados sufrían palizas, detenciones, confiscación de bienes personales, registros domiciliarios, seguimientos y todo tipo de acoso. Los condenados judicialmente podían ser deportados, de 1 a 5 años, a colonias de castigo en la montaña o en algunas islas italianas, como las de Ustica y Favignana, que fueron disueltas ante la llegada de las tropas norteamericanas. Tras la segunda guerra mundial el sistema de tolerancia represiva y la homofobia continuaron en Italia, donde no se hablaba de la homosexualidad salvo por algunos escándalos públicos como el de los balletti verdi en 1960. En 1971 se formó en Italia la primera organización LGBTI, FUORI (Frente Unitario Homosexual Revolucionario Italiano, acrónimo que significa también «fuera» o «¡Salid!). En 1985 se constituyó Arcigay, y a finales de los noventa Gaylib, Antagonismo Gay, y la lésbica Fuoricampo. En el año 2000 se celebró en Roma por primera vez el World Pride, ante una iglesia airada, acto que puede simbolizar la ruptura con el haz lo que quieras, pero que no se note.
Italia, hipocresía y homofobia.
En la actualidad el panorama de la homosexualidad en Italia es más que preocupante, la homofobia y la tolerancia represiva sigue muy presente en la sociedad italiana, que se sigue negando a hablar de la diversidad sexual con normalidad fuera del activismo o de la política. Ya no se quema a homosexuales, pero se les agrede y en algunos casos se les asesina ante la impasibilidad de las autoridades, o se les acosa y deprime hasta el suicidio. Italia encabeza todas las malas estadísticas y puntuaciones negativas sobre diversidad sexual, y se resiste a aprobar iniciativas legislativas para intentar reducir la homofobia y para ampliar los derechos y libertades de los colectivos LGBTI. Ese sistema hipócrita de haz lo que quieras pero que no se note, alimenta el grado de homofobia hasta límites exagerados, en un país europeo como Italia, a la que desde instancias europeas, no se obliga, sí o sí, a garantizar la seguridad de las personas LGBTI y a respetar los derechos humanos. Italia, un país que debería hablar mucho más de la diversidad sexual, porque es un tema de gran importancia para la vida de las personas y porque es un país tan rojo y tan verde, tan finocchio como los demás.
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Finocchio (Italia).
Italia podría parecer un baluarte de la heterosexualidad por su homofobia, sin embargo es todo lo contrario ya que fue la cuna occidental del mariconerío. El diseño con historia de esta camiseta reivindicativa es un finocchio pintado con los colores de la bandera italiana, que curiosamente fueron los colores clave del cancaneo en su época.
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